Esbozo de reforma electoral. Una opción democrática


Los nacionalistas no estamos en contra de la democracia como tal sino de esta falsa democracia, que ha convertido a México en el feudo privado de una clase política que endosa al pueblo los gastos multimillonarios de sus excesos y su inmensa burocracia.

Lejos de favorecer la instauración de una dictadura de partido, los nacionalistas nos oponemos a esta partidocracia totalitaria, que gobierna bajo la fachada de una competencia simulada, diseñada expresamente para mantener en el poder a los mismos de siempre, pues aunque cambien de camiseta, siempre estarán de acuerdo en la protección de sus privilegios.

En este sistema, los partidos establecen las reglas del juego, ponen requisitos y controlan las autoridades electorales, siendo juez y parte al mismo tiempo. Construir un nuevo partido político en el México de ahora, implica recabar miles de formatos y copias con información privada de los ciudadanos, con asambleas que solo pueden llevarse a cabo con acarreados, clientelas y mucho dinero.

Para ellos, democracia significa tachar una boleta cada tres años para que un supuesto “representante” acceda a un puesto público donde no tiene la menor obligación de atenerse a la voluntad política de los ciudadanos que le dieron el voto. Y si hablamos de las “candidaturas independientes”, también se requieren firmas y asociaciones que solo enriquecen los bolsillos del notario público.

¿Quién se opone ahora a la falsa democracia?

¿Quién propone alternativas distintas de organización? Por ahora, solo los movimientos sociales y organizaciones izquierdistas proponen algo diferente. Pero en el caso de ellos, se trata de las llamadas “asambleas de base” y “frentes de masas” en los cuales prevalece un ambiente de confrontación, odio, violencia y amenaza.

En la práctica, tanto las asambleas de la izquierda como la “democracia” neoliberal convierten a la ciudadanía en una masa amorfa, en una cifra muerta que a la postre justifica al gobernante para decir que “una mayoría le respalda” y que no es responsable de sus errores.

Es precisamente por esto que los nacionalistas no pretendemos convertirnos en otro partido mas del régimen. Exigimos un sistema abierto donde cada plataforma ciudadana pueda registrarse para que los votos sean el único criterio válido para otorgar registros de partido.

A nivel comunitario, hablamos también de un modelo sociocrático (o mas bien calpulocrático), cuya inspiración podemos encontrar en la riqueza de nuestras culturas indígenas y en la teoría computacional de sistemas, que reconoce a la sociedad como un todo, que debe funcionar conforme a un equilibrio.

Queremos una democracia de base constituida por una amplia red de círculos comunitarios, un modelo de organización social que integre las mejores ideas, ocurrencias y talentos. Con mas concensos, menos votaciones y mas participación. México es un país demasiado grande, cuyos contrastes son demasiado evidentes como para no tomar en cuenta las ideas de las personas.

Desarrollar todo esto implica la construcción de un equipo multidisciplinario de trabajo. Sin embargo, solo el Frente Nacionalista de México enarbola la bandera de la reforma democrática en el marco de un estado fuerte y bien organizado, sin el cual no es posible la liberación de nuestra patria. Trabajar en aras de este proyecto, es construir un futuro nuevo.

Democracia controlada.

Solo los partidos políticos pueden participar de lleno en elecciones. Para registrar uno nuevo, se requiere acreditar la “afiliación”de miles de ciudadanos recabando información personal.

Además, se requieren cientos de asambleas ante notario público.

En este tema, los partidos políticos existentes ponen las reglas del juego. Sin clientelas ni vínculos con el poder político, registrar un nuevo partido es casi imposible.

Candidaturas independientes. ¿Atole con el dedo?

Ahora se permiten las “candidaturas independientes”. Sin embargo, también deben registrar previamente una asociación civil ante notario y recabar información personal de sus partidarios.

Además, el poco financiamiento que reciben les impide competir con la maquinaria partidista. En la practica, el sistema está diseñado para que las mismas personas nos gobiernen bajo diferentes siglas.

Participación electoral sin restricciones.

Facilitar la inscripción de candidatos o grupos de ciudadanos sin mas requisitos que el registro de una plataforma electoral con comprobación de identidad, siempre que no se solicite financiamiento público.

Que sean los votos y no el trabajo burocrático ni el tráfico de información previo lo que determine a quien se reconoce como partido político o no.
Despartidizar los municipios

Eliminar la participación de partidos políticos a nivel municipal cuando la población del municipio sea menor a 5000 habitantes. A fin de cuentas, las planillas solo buscan un partido que las registre. Se debe dar marcha atrás a la reforma que permite la reelección de diputados y alcaldes.
Círculos de trabajo

En toda comunidad debe haber círculos comunitarios como auxiliares para la administracion municipal. Los participantes con mas conocimiento en ciertos temas aportarán información e ideas para la toma de decisiones. Inteligencia colectiva.
Terminar con las aristocracias locales

Es inaceptable que miles de municipios mexicanos estén en manos de personas que carecen de formación. Garantizaremos el acceso a la administración municipal de todos los ciudadanos capacitados para que no haya mas cacicazgos ni familias que disfracen su nepotismo bajo el criterio de que su familia es oriunda de uno u otro sitio.
Una democracia tecnológica

La meta es un gobierno que integre ideas e inteligencia, no solo cifras y votos. Habremos de sustituir las votaciones constantes, los trámites burocráticos y las arbitrariedades por un gobierno de sentido común.

Ahorrar tiempo implica un ahorro en dinero. Se trata de acabar con la burocracia, eficientar las labores y asumir que una función pública eficaz fomenta el mercado interno.

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