Nosotros, los herederos de un fuego antiguo que arde aún bajo las cenizas de la historia, declaramos que el Quincunce —símbolo sagrado de los cinco rumbos de la existencia— es la geometría del destino que nos convoca.
I. EL CENTRO SE HA DESPERTADO
Nosotros, los herederos de un fuego antiguo que arde aún bajo las cenizas de la historia, declaramos que el Quincunce —símbolo sagrado de los cinco rumbos de la existencia— es la geometría del destino que nos convoca.
No somos huérfanos de la tierra. Somos hijos de un orden cósmico ancestral, cuyos hilos invisibles aún conectan los volcanes con el maíz, la palabra con la sangre, el águila con la constelación del alma.
En el Centro, donde los troncos cruzados marcan el Hogar Sagrado, se revela la misión de nuestro tiempo:
Fundar una Nación Viva, Una Patria Consciente, Un Pueblo de Futuro.
II. LOS CINCO RUMBOS DE NUESTRA MISIÓN
-
AL ORIENTE, el pensamiento debe levantarse como el Sol: claro, sabio, libre de las sombras del adoctrinamiento.
✦ Educación libre, filosófica, profundamente enraizada en lo nuestro.
✦ Recuperación de los saberes del alma. -
AL OCCIDENTE, la memoria ha de retornar: limpia, profunda, transfigurada.
✦ Reconexión con la cultura viva, no como folclor, sino como raíz de poder.
✦ Respeto al ancestro, al símbolo y a los relatos que nos construyen. -
AL NORTE, el trabajo, la justicia y la ley deben ser restauradas como servicio.
✦ Economía con sentido comunitario y sagrado.
✦ Instituciones al servicio del alma del pueblo, no de intereses foráneos. -
AL SUR, la fuerza vital del pueblo debe canalizarse hacia la creación y no la destrucción.
✦ Juventud llamada a ser custodio, no consumidor.
✦ Política del espíritu, no del cálculo. -
Y EN EL CENTRO, el Hombre Nuevo.
✦ No el ciudadano pasivo, sino el peregrino que camina al corazón de su linaje.
✦ No el individuo disperso, sino el eje del mundo que une cielo y tierra: la Casa y la Nación.
III. EL QUINCUNCE ES UN MANDATO
No es sólo símbolo; es brújula, altar y frontera. Es la visión que nos recuerda que el mundo no gira en torno a la materia ni al mercado, sino al espíritu y a la comunidad.
Por eso declaramos que la política sin alma es servidumbre,
que el poder sin símbolo es vacío,
y que la patria sin raíces es mercancía al mejor postor.
IV. LA CASA DEL QUINCUNCE: NUESTRA VISIÓN
Somos una generación llamada a levantar la gran Casa de los Pueblos —una patria viva, no una idea muerta.
Una casa con:
- Cimientos en la verdad,
- Columnas en la tradición,
- Techumbre en la justicia,
- Fuego en el centro,
- Y apertura a las estrellas.
V. JURAMENTO ANCESTRAL DEL HOMBRE NUEVO
Yo, portador del Quincunce,
Prometo no olvidar,
Prometo no venderme,
Prometo no arrastrarme ante dioses que no sean los de la Vida y el Pueblo.
Juro caminar hacia el Centro,
y desde allí fundar una Nación que no se disuelva con el tiempo,
sino que florezca más allá de la muerte.
🌄 ¡Que se escuche en los cinco rumbos!
¡Que la piedra angular sea el alma viva del pueblo!
¡Que el Quincunce se alce como estandarte en el alba del nuevo siglo!
☀️ Por la unidad sagrada. Por la Casa común. Por el destino eterno.

